La elevación de la temperatura corporal por encima de 38ºC es a lo que los pediatras denominamos fiebre. Si la temperatura se mantiene entre 37-38ºC lo llamamos febrícula.
Esta elevación de la temperatura ocurre cuando los leucocitos (células de la sangre que nos defienden de las infecciones) actúan contra alguna infección (virus o bacterias). Estas células secretan a la sangre una serie de moléculas las cuales dan la orden al cuerpo humano de elevar la temperatura.