“Que vivimos en una era en la que la economía se mueve gracias a los datos no es discutible”.
Todos los usuarios de teléfonos móviles u ordenadores (es decir, la mayor parte de la humanidad) han tenido alguna vez la sospecha de que lo que hacen con ellos está controlado y sirve para que grandes empresas conozcan muchos aspectos de la vida íntima de las personas que a continuación utilizarán para asaltarles comercialmente. Todos nos hemos sorprendido por cómo encontramos en la pantalla del teléfono un anuncio sobre un objeto del que hablábamos minutos antes, casi como si fuera magia.